Se conmemora en todo el mundo un nuevo Día Internacional de la Obstetricia y la Embarazada. Conversamos con una médica especialista argentina acerca de avances, dificultades y desafios del ejecicio profesional de la especialidad.
Este 31 de agosto se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Obstetricia y la Embarazada. La efeméride permite reconocer la importante labor de profesionales de la salud dedicados a brindar atención durante el embarazo, parto y puerperio. Océano Medicina conversó con una especialista argentina. Se trata de la Dra. Micaela Leal. Actualmente se desempeña en el Hospital Universitario CEMIC, en Buenos Aires. Le consultamos acerca de avances, dificultades y cosas que gratifican de la especialidad.
– Buenos días Dra. Antes que nada gracias por estar con nosotros. ¿Qué es lo que más le gratifica de su ejercicio profesional?
– Definitivamente, el poder acompañar a cada familia en la transformación que implica un embarazo. Estar al lado en ese proceso tan formativo y virtuoso es para mí un honor enorme. Busco convertir miedos y ansiedades, en sonrisas y confianza. Lograr que esa familia se sienta acompañada y sostenida -en ese momento tan vulnerable- es lo que más me llena. Y si todo sale bien, poder ver a cada niño, o niña, crecer y transformarse en personas independientes, resulta siempre gratificante.
-¿Qué cosas han cambiado para bien últimamente en la práctica de la obstetricia?
-La medicina en general pasó de un modelo paternalista a un abordaje más informado, holístico y centrado en la/el paciente. Lo que se busca ahora es poder brindar toda la información disponible, para que la paciente participe en el desarrollo de un plan de atención personalizado. Creo que este cambio es uno de los más importantes en el ámbito de la obstetricia. Aquí las mujeres en su mayoría son sanas, generalmente no tienen riesgos y ponen en juego su salud física, mental y emocional. Situar a la paciente y su hijo, o hija, en el centro es lo primordial. Creo que en las nuevas generaciones intentamos que eso suceda diariamente.
-Es por eso que se habla ahora tanto del parto respetado
-Sí. Ha existido un creciente énfasis en el respeto a las decisiones y deseos durante el parto, promoviendo prácticas que empoderan a las gestantes. En definitiva respetan sus derechos y autonomía. Esto es un avance enorme para poder acompañar a las mujeres desde otra perspectiva. A veces nos olvidamos que como médicos tenemos mucha influencia en la salud de la paciente. El parto es un proceso fisiológico, y nuestro rol como personal de salud es acompañar y detectar anomalías en ese proceso, para prevenir un mal resultado. Por eso, respetar el deseo de la paciente y el actuar siempre con consentimiento e información me parece uno de los avances más vitales en la práctica de hoy en día.
-¿Qué dificultades enfrentan las nuevas generaciones de profesionales que ejercen la obstetricia?
-Hoy en día ejercer en Argentina tiene sus dificultades, ya sea en el sector privado o público. En algunos sitios existe falta de insumos, o infraestructura. Además, el sistema sanitario te paga luego de tres a seis meses una consulta, o práctica, totalmente devaluada desde el punto de vista monetario. Por otro lado, las agendas generalmente obligan a los profesionales a tener una consulta cada quince minutos. Todo eso, sumado al poliempleo y al tipo de contratación que tenemos los médicos, hace que ejercer sea cada vez más desafiante. Lamentablemente, cada vez son menos los profesionales que quieren ingresar a una residencia, o incluso ejercer en el país.
– Todo eso seguramente repercute en la salud de la embarazada
-Al igual que en otros aspectos de la salud en Argentina, existe una desigualdad en el acceso a la atención obstétrica. Las disparidades económicas y geográficas pueden afectar el acceso a servicios de alta complejidad. En algunas áreas, los recursos para la atención obstétrica, especialmente en el sistema de salud público, pueden ser limitados, lo que puede afectar la disponibilidad de equipos y personal capacitado. A pesar de los avances en la atención médica, los riesgos obstétricos, como la preeclampsia, la hemorragia posparto y las complicaciones durante el parto, siguen siendo una preocupación.
– ¿Cómo evalúa la formación de especialistas en obstetricia en Argentina?
– Al igual que en otras áreas médicas, Argentina ofrece una formación en obstetricia de alta calidad en sus hospitales universitarios públicos y privados. Tanto es así, que muchos colegas vienen de otros países para obtener esa formación. Tenemos buena capacitación y capital intelectual, profesionales que se dedican a enseñar y seguir formándose, investigando y educando. Por otro lado, la diversidad de la población argentina permite a los obstetras estar expuestos a una amplia gama de casos clínicos. Eso enriquece la experiencia y las habilidades. Permite a veces pensar fuera de la norma, para poder proveer el mejor cuidado posible, con las limitaciones que tenemos.
-¿Qué otros aspectos positivos existen en Argentina para el ejercicio profesional?
-Tenemos leyes abarcativas, en cuanto a la salud sexual y reproductiva, guías nacionales de manejo de la hemorragia postparto, control prenatal, y control de infecciones perinatales, entre otras. Contamos con equipos interdisciplinarios, con licenciadas en obstetricia, médicos de familia, enfermeras dedicadas al cuidado del binomio y del neonato prematuro. Además de neonatologías de alta complejidad, profesionales que se forman en obstetricia de alto riesgo, genética, o en intervenciones quirúrgicas, como las cirugías fetales intraútero. Tenemos todos los recursos intelectuales a mano y especialistas que eligen seguir formándose para proveer a las pacientes el mejor cuidado posible.
-Gracias Dra. Leal, por participar en esta entrevista de Océano Medicina. ¿Tiene algún mensaje que quiera dejarle a sus colegas?
– Simplemente que recuerden que la obstetricia brinda uno de los momentos más hermosos que se pueden presenciar: la primera bocanada de aire de una persona en este mundo. Además, somos testigos de la transformación de una familia y de la lucha y fortaleza de una mujer que persiste. No tomemos nada por sentado. Disfrutemos cada momento, cada paciente, cada nacimiento, como algo único e irrepetible. Con empatía y tiempo, cada una de las pacientes les va a reconfortar el corazón. Definitivamente vale la pena.
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