El alivio del dolor es un derecho universal y está estipulado en la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas desde el año 2000. Sin embargo, ese derecho no se cumple ni es respetado en muchos países del mundo, entre ellos México.

El dolor crónico es un problema de salud pública que afecta de 25% a 29% de la población mundial. Dichos datos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). “Sin embargo, en México carecemos de información estadística que permita conocer el impacto del dolor crónico en la población general”.

Situación en México

En el Estudio Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México se indica que 41.5% de las personas mayores de 50 años “reportó sufrir dolor, siendo más frecuente en las mujeres que en los hombres (48.3% vs. 33.6%), y que el porcentaje de dolor aumenta en los adultos de mayor edad”.

En México, 27 millones de personas sufren dolores agudos y graves. Solo cinco de cada cien tienen acceso a cuidados paliativos para disminuir su sufrimiento como enfermos terminales. Esto de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor.

El Instituto de Estudios Avanzados para las Américas realizó una investigación desde la Universidad de Miami. En esta, advierte que en territorio mexicano más de 500 mil personas mueren cada año con sufrimiento provocado por problemas de su salud.

Déficit de cuidados paliativos

De acuerdo con el Atlas de Cuidados Paliativos en Latinoamérica 2020, en México existen 120 equipos de cuidados paliativos. Esto significa un promedio de 0.9 profesionales de medicina paliativa por cada millón de habitantes. Una cifra muy baja en comparación con las de los tres países que latinoamericanos que lideran este ramo: Uruguay (24.5), Costa Rica (14.74) y Chile (13.41).

De esos 120 equipos, solo seis están especializados en el área de pediatría. Es decir, 0.17 especialistas por un millón de habitantes. Además, del total de equipos existentes en México, 50 son mixtos (atención extrahospitalaria e introhospitalaria), 41 son móviles y 26 son recursos de primer nivel.

Al respecto, la doctora Susana Ruiz Ramírez, catedrática de la Facultad de Medicina de la UNAM, en entrevista para Gaceta UNAM, consideró que la cifra es alarmante: “no estamos poniendo mucha atención a los cuidados paliativos. Estos tienen que ir de la mano con el tratamiento que se le da al paciente. También habla de que muchas personas están muriendo con dolor. También con muchos otros síntomas angustiantes. No hay necesidad de esto, porque la ciencia, la medicina y otras disciplinas han tenido un gran desarrollo. El cual, permite atender de una manera muy efectiva y humana estas condiciones que acarrean las enfermedades terminales”.

En su opinión, este déficit se debe a desconocimiento, a sentir que hablar de la muerte es un tema tabú y que aún no existe especialización suficiente orientada a este tema. “En medicina sí tenemos expertos especialistas en tema de cuidados paliativos, pero en las demás áreas nada, al menos no con un documento que lo avale. Entonces es necesario preparar a los otros profesionistas sobre este asunto. Igual hay muchas barreras ahí, tanto de infraestructura, incluso en cuanto a insumos. La escasez en cuanto a medicamentos necesarios para el alivio del dolor también influye”.

El dolor como una enfermedad

A partir de 2022 en México entró en vigor la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) en la que se considera al dolor como una enfermedad en sí misma, y ya no como el síntoma de una enfermedad o lesión, lo que abrió la posibilidad de que el sistema público de salud brinde servicio médico especializado, medicinas y hasta incapacidades de trabajo a alrededor de 30 millones de mexicanos que padecen este mal.

La nueva clasificación internacional de enfermedades CIE-11 divide el dolor crónico en siete grupos: dolor crónico primario, dolor crónico por cáncer, dolor crónico posquirúrgico o postraumático, dolor crónico neuropático, dolor orofacial y cefalea, dolor visceral crónico y dolor músculo-esquelético.

María del Rocío Guillén Núñez es presidenta de la Asociación Mexicana de Estudio y Tratamiento del Dolor (AMETD). Para ella, uno de los aspectos más relevantes de la CIE-11 “es la inclusión por primera vez del dolor crónico como una enfermedad en sí misma. Así, ya no existe la dicotomía del dolor físico o psicológico y tampoco está el dolor funcional, que es un término ambiguo”.

Problema de salud pública

En entrevista para El Sol de México, Guillén Núñez resaltó que tal reclasificación en México significa que se deben realizar los ajustes necesarios en la instancias de salud pública para contar con los recursos materiales, humanos y de infraestructura para el tratamiento del dolor.

Agregó que “aproximadamente 30% de la población, después de los 40 años, tiene algún modelo de dolor que puede estar permanentemente (por tres meses o más de su vida). Esto se incrementa con el avance de la edad”.

En el mundo, al igual que en México, el dolor es un problema de salud pública. Sin embargo, lamentó la especialista, su atención “no parece prioridad porque hay otras epidemias como la diabetes y la obesidad”, afirmó.

Guillén Núñez informó que en junio pasado la AMETD realizó una consulta a todas las instituciones que conforman el Sistema Nacional de Salud en la que se detectó que “solo existen clínicas del dolor en 117 de los mil 12 hospitales reportados por las entidades de salud”.