El dispositivo ideado por investigadores del Hospital de Niños de Filadelfia, hasta ahora probado solo en corderos, simula la placenta de la madre de forma extracorpórea
Se considera “prematuro” al bebé nacido vivo antes de que haya cumplido las 37 semanas de gestación. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que anualmente nacen 15 millones de niños prematuros y que las enfermedades relacionadas con el nacimiento antes de tiempo son la principal causa de muerte en niños menores de 5 años (un millón cada año).
¿Cómo se puede revertir este panorama y aumentar la tasa de supervivencia de los bebés prematuros? Con eso en mente, Investigadores del Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP, por sus siglas en inglés) realizaron un innovador y trascendental aporte: la creación de un útero artificial. Este resultado se consiguió tras tres años de una exhaustiva investigación que ahora es publicada en la revista especializada Nature Communications.
El experimento consistió en la creación de una biobolsa que simula el útero materno, rellena de un líquido amniótico artificial y con un sistema de circulación extracorpórea. En la fase inicial, el artefacto se probó en cinco fetos de cordero, extraídos de sus madres por cesárea tras 105 o 108 días de gestación, cuando han alcanzado un desarrollo parecido al de un feto humano de 23 semanas, y tres corderos más que tenían entre 115 y 120 días.
En el caso humano, la probabilidad de supervivencia de bebés puede considerarse de la siguiente forma:
El Colectivo Mundial para la Lactancia Materna está exhortando a los países a que:
• En menores de 23 semanas es cercana a 0.
• a las 23 semanas aumenta a un 15%.
• a las 24 semanas aumenta a un 55%.
• a las 25 semanas a un 80%.
• El límite de viabilidad de un prematuro es de 500 gramos y 24 semanas de gestación.
Los resultados del estudio del Hospital de Niños de Filadelfia arrojaron buenas noticias en todos los casos: los corderos, objeto de estudio, mantuvieron una hemodinámica estable, con parámetros normales de sangre y oxigenación. Con el apoyo nutricional adecuado, los corderos demostraron un crecimiento somático normal, maduración pulmonar y crecimiento del cerebro y mielinización. La mayoría fue sacrificado para evaluar su desarrollo y uno de los que mantuvieron con vida ya cumplió más de un año y está completamente sano, aseguran los investigadores.
Los fetos maduraron dentro de la bolsa, que contenía fluido amniótico artificial hecho de agua caliente y sales que se renovó constantemente. También recibían flujo sanguíneo rico en nutrientes y oxígeno, retirando el dióxido de carbono, a través de su cordón umbilical, como lo harían en el útero, pero que en este caso estuvo conectado a una máquina.
Es justo en este punto donde los investigadores pondrán más énfasis en la siguiente fase del proyecto. Aclaran en el ensayo que antes de que pudiese probarse en humanos, el útero artificial deberá superar otros cinco años de mejoramiento, sobre todo en la creación de una máquina visualmente más amigable para las personas, más chica para el bebé (que es más pequeño que un cordero), y con un líquido amniótico que contenga las sustancias que ayudan al feto a desarrollarse en condiciones normales.
Sin embargo, los autores del experimento hacen énfasis en que con esta investigación no pretenden reemplazar ni al útero humano ni a la incubadora tradicional, pues no ven probable la salvación de fetos antes de la semana 22 o 23. La posibilidad de una conexión exitosa entre el bebé y el útero artificial por medio del cordón umbilical “podría no ser posible”. Por ahora.
En relación con la internación de pacientes por amenaza de parto pretérmino, un estudio realizado en el Hospital Argerich obtuvo los siguientes resultados:
• 3 de 10 embarazos terminaron en parto pretérmino en la primera hospitalización.
• 3 de 10 embarazos terminaron con parto pretérmino en la segunda hospitalización.
• 4 de 10 embarazos terminaron con parto a término en la segunda hospitalización.
Es decir que se repiten las proporciones respecto a la sensibilidad y especificidad de los criterios clínicos. Para el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos, los criterios para considerar el diagnóstico clínico de amenaza de parto prematuro son:
• Contracciones a razón de 4 en los primeros 20 minutos y 8 en los primeros 60 minutos, con el agregado de los siguientes factores:
– cambios cervicales
– borramiento
– dilatación ≥ 2 cm
Otra contribución más reciente es la realizada por el International Preterm Labour Council, que indica criterios más o menos similares:
• Contracciones dolorosas perceptibles por la paciente y por el observador que tengan una:
– Duración > 30 segundos.
– Frecuencia ≥ 4 en 30 minutos.
– Cambios en la posición, consistencia, longitud y dilatación del cérvix
En Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación sostiene desde octubre de 2003 en su propuesta normativa perinatal el siguiente criterio:
• Contracciones uterinas dolorosas y detectables por palpación abdominal.
• Frecuencia: debe exceder los valores normales para la edad del embarazo:
– Si supera el p90 para la edad gestacional (varía entre 5 a las 28 semanas, 8 entre la 31 y la 33, y 9 entre las 34 y 36 semanas) y persiste después una hora de observación, se considera necesario intervenir.
El Ministerio de Salud señala, además, los cambios cervicales también como condición para el diagnóstico:
• Dilatación es ≥ 4 cm: se considera que la paciente ya está entrando en trabajo de parto
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