Cada 19 de septiembre se celebra en Argentina el Día Nacional del Instrumentador Quirúrgico, en recuerdo a las labores del cirujano Guillermo Bosch Arana, quien impulsó en la década de 1930 la presencia de estos profesionales en los quirófanos del país y calificó de “imprescindible operar con instrumentadores quirúrgicos en los grandes centros”.

Desde aquellos años, hasta hoy, ha sido mucho lo que ha cambiado el ejercicio de esta profesión y una de sus transformaciones más recientes ha estado precisamente vinculada con la posibilidad de trabajar con instrumentos elaborados con técnica de avanzada e impresos en 3D, donde el ingenio parece ser el único límite.

Al respecto, investigadores griegos empezaron han creado una serie de instrumentos quirúrgicos que no necesitan esterilización, un beneficio que resulta especialmente útil para evitar infecciones, sobre todo en la atención de casos de emergencias.

Para lograr este desarrollo, los científicos optaron por añadir a sus impresiones una cobertura con nanopartículas de plata antibacteriana. Este material permite que cada instrumento se encuentre esterilizado de antemano, y listo para su primer uso.

Petros Mpeggis, cirujano griego que formó parte del equipo de creación de estos instrumentos con tecnología 3D, declaró a medios internacionales que: “la protección antibacterial en la cirugía es muy importante, para nosotros es el principal problema. A menudo, se puede perder a un paciente debido a una infección registrada durante una operación. Estimo que la mayor cantidad de muertes se debe a esa causa”.

Los autores especifican que estos instrumentos resultan ideales para ser utilizados en la atención de desastres naturales o emergencias mayores. Con respecto a la duración de la asepsia, está garantizada en el primer uso, pero luego debe realizarse una limpieza común, para evitar el traspaso de sangre y bacterias entre pacientes.

Otro de sus beneficios, es que el diseño en impresoras 3D permite que estos instrumentos tengan un precio considerablemente menor que el de los instrumentos tradicionales. Según los creadores griegos, se puede hablar de una reducción de hasta 14 veces en el costo de producción.

Eso sí, un factor que debe considerarse es que tienen también una duración menor en el tiempo. Los creadores indican que cada instrumento de este tipo puede ser usados unas diez veces y, luego, deben desecharse.

Esta no es la primera vez que se empieza a implementar la creación de instrumentos quirúrgicos con impresoras 3D, pero sí son los primeros que pueden destacar su característica antibacteriana.

En España, cirujanos cardiovasculares del Hospital Regional de Málaga empezaron en 2016 a desarrollar instrumentos con sus impresoras para realizar intervenciones de cirugía extracorpórea para las que no había material tradicional disponible. En esos casos, el principal beneficio se encuentra en la posibilidad de crear piezas personalizadas, ajustadas a las características anatómicas de cada paciente.