Defiende la rehabilitación funcional, integral, además del trabajo empático por parte del profesional de la kinesiología. ¿Qué significa eso?
Defiende la rehabilitación funcional, integral, además del trabajo empático por parte del profesional de la kinesiología. ¿Qué significa eso?
José G. Márquez | María Gabriela Fernández B.
De sus manos y decisiones dependen en gran medida las condiciones de los jugadores que integran el plantel de uno de los equipos más relevantes del fútbol argentino. Y también de las personas que realizan su tratamiento en el Centro de Rehabilitación Kynet, en donde es director junto a Diego Cogliandro. Sergio Brozzi, kinesiólogo del Club Atlético Boca Juniors, acompaña a cada deportista y a cada paciente en el acondicionamiento integral, prevención y rehabilitación física y mental en casos de lesiones.
Su responsabilidad como profesional de la salud es tan notoria en este equipo, que ha sido reconocido públicamente por los propios jugadores con quienes trabaja. No hay que olvidar que durante el primer partido de la semifinal de la Copa Libertadores de este año, jugado contra el Palmeiras, el recién recuperado jugador de Boca Darío Benedetto celebró su segundo gol del encuentro corriendo al banquillo para abrazarse con Brozzi, al que luego calificó como una pieza “muy importante” en su recuperación, en entrevistas concedidas a medios deportivos locales.
El kinesiólogo de Boca conversó con Océano Medicina sobre el rol de la kinesiología. Además, compartió las técnicas que utiliza para realizar el acompañamiento integral de los atletas, la prevención de lesiones en el deporte y las claves de un rendimiento eficiente.
— ¿La kinesiología se sigue refiriendo únicamente al estudio del movimiento?
—Hoy en día es mucho más abarcativa. A través de la kinesiología, en lo que respecta a mí que trabajo en el deporte, tienes que devolver al campo al paciente que tuvo una lesión de la misma forma que estaba antes de esa injuria o problema muscular o articular. Entonces, la kinesiología no se limita al movimiento del deportista sino también a acompañarlo en ese proceso de recuperación o de cicatrización de la mejor forma posible. Actualmente, hablando de deporte, se trabaja mucho más interdisciplinariamente, y me parece que la kinesiología cada vez va ganando más espacio y respeto con las nuevas generaciones.
— ¿Esta evolución se debió a una mayor y continua formación del profesional?
— Sí, ha ido cambiando. El kinesiólogo que trabaja en el deporte tiene que estar formado en el trabajo de campo, en lo que es la resistencia, la velocidad, la flexibilidad, la elongación o la fuerza. Es muy importante el trabajo de las cualidades físicas básicas que a veces en las carreras de grado no las dan y, cuando sale al campo laboral sin esa formación, van en desventaja. Eso que falta se consigue en la especialización.
—¿Cuáles son los elementos que más hace falta incluir en la formación?
—Encarar la kinesiología desde lo funcional. Por ejemplo, en el caso de una lesión articular, que capaz viene de una lesión de ligamento cruzado anterior, toma de seis u ocho meses y cada vez dentro de los intereses del deporte se trata de estirar lo más que se pueda ese período. A veces, hay profesionales que al quinto o sexto mes le están poniendo magneto al paciente. Yo creo que un dispositivo (como el magneto, el ultrasonido o el electroestimulador, que podemos usar en un primer momento) no le va a dar la función a esa rodilla que le puede ofrecer un piboteo, un salto, un arranque hacia un lateral… El jugador de fútbol, por ejemplo, tiene que estar en lo repentino, en lo rápido, y eso no te lo va a dar la fisioterapia. Es muy rica la kinesiología en ese sentido.
— ¿A qué se debió su profesionalización en kinesiología deportiva?
— Siempre me gustó el fútbol, creo que siempre me preparé para esto. Estuve mucho tiempo con Luis García, que hoy es el kinesiólogo de la Selección Argentina, y a quien debo casi toda mi formación. Pero siempre me gustó el movimiento, el deporte, por eso estudié educación física y luego sentí que me faltaba algo más. Realmente me gusta rehabilitar, yo no soy un médico frustrado devenido en kinesiólogo, como nos suelen llamar. La vida me puso aquí en donde estoy ahora.
—Hay quienes aseguran que es mejor prevenir la lesión que tratarla ¿Cómo aborda usted el aspecto preventivo con los jugadores?
—Para poder prevenir una lesión, en base a mi experiencia, debes tener una evaluación muy exhaustiva. Por ejemplo, recientemente vino a la Argentina el entrenador y médico deportivo Tim Gabbett, y él decía que el jugador, para prevenir una lesión, tenía que levantar tres veces lo que es su peso corporal; pero yo, que trabajo con un plantel de jugadores profesionales de fútbol, no voy a poner a un joven que pesa 80 kilos a levantar 240 kilos en sentadillas.
Claro que está bueno prevenir, pero no siempre es posible. Nosotros en el club hacemos evaluación y vemos dónde hay una inestabilidad, o si viene un jugador con esguince de tobillo, tratamos de evitar la repetición. Entonces, podemos ya encarar el trabajo en la prevención y fortalecimiento de ese tobillo, pero hay cosas que a veces se te van a escapar.
—¿Qué recomienda en esos casos?
—Se puede trabajar en la movilidad articular. Por ejemplo, nosotros fuimos a Sarasota en pretemporada con el club y cada atleta tenía 10 minutos de elongación, 10 de foam roller, 15 minutos de movilidad articular, y ahí era que empezaba su serie de entrenamiento, para luego terminarla con los mismos ejercicios que al inicio. Esa puede ser una forma de prevenir; el tema pasa por saber qué es lo vas a evaluar. En mi experiencia, repito, es difícil prevenir una lesión en un jugador de fútbol. También está la controversia de que si un jugador corre de una forma y lo evalúas y obtienes que corre mal, según los estándares, ¿le vas a decir que cambie de forma de correr si nunca ha tenido una lesión haciéndolo como lo hace?
En el club somos cuatro profesionales trabajando con rutinas especializadas para cada jugador. Por lo general, soy yo quien los acompaña al gimnasio todas las mañanas, con rutinas ajustadas a su condición y que se actualizan regularmente. Si a eso le llaman prevención, sí, pero me parece más un tema de manutención.
—Cuando ocurre una lesión ¿en qué porcentaje es responsabilidad del profesional, del deportista o de los imprevistos del juego?
—Hay de todo. Son muchas las variables que el profesional debe considerar para no ocasionar otra lesión mientras se pretende mejorar una: potencia, fuerza, resistencia o fuerza elástica. Si es un jugador de rugby, por ejemplo, va a tener que levantar en un momento 80 o 70 kilos de cuádriceps, así que no puedes entrenarlo con 20 kilos, pero para poder llegar a esos 80 kilos debe haber un trabajo progresivo antes. Diría que es un proceso muy artesanal, debes saber cómo manejas las cargas, cuándo le das descanso o cuándo trabajas un doble turno.
En el caso del médico, puede ser que haya una mala cirugía o un mal diagnóstico. En todos los casos, el aspecto mental tiene mucho que ver también. Y después está latente el entrenamiento fantasma, que no lo ves, y es eso que hace el jugador fuera del club o del consultorio. Es una variable que no puedes controlar. Puedes minimizar los riesgos con medidas antropométricas que te da el nutricionista, o con una entrevista con el psicólogo y entonces ves cómo está. En ese sentido, el trabajo multidisciplinario es vital.
—¿Qué debe hacer el kinesiólogo una vez ocurrida la lesión?
—Depende del tipo de lesión. En Europa (en los equipos de fútbol), el kinesiólogo recibe al jugador, lo prepara en el gabinete, y después pasa a los preparadores físicos. Yo creo que el kinesiólogo tiene que manejar todo, particularmente si se trata de una lesión muscular. Si yo te recibo con una lesión, te tengo que trabajar tanto en el gabinete, en la parte de hidroterapia, en el gimnasio y en el campo y así es como sigo de cerca ese proceso de rehabilitación. La idea es devolver al jugador con la capacidad de llevar el mismo volumen de trabajo que está gestionando el preparador físico con el resto del equipo.
—¿Cuál es la importancia del acompañamiento psicológico en ese proceso?
—Para mí es muy importante, pero en fútbol no siempre se da. A veces, el jugador teme que el psicólogo le pueda contar algo al cuerpo técnico, por lo que no se abre de todo, y eso no es positivo. Por eso, también sucede que el kinesiólogo, al estar todo el día con el jugador que está lesionado, termina representando mucho de ese apoyo; por ejemplo, si tienes a un jugador que a tres días del inicio de la Copa del Mundo se rompe el ligamento cruzado, eres tú quien lo acompaña. Hay gente que te dice que no puedes hacerte amigo del jugador, pero a la vez eres quién está ahí con él cuando te cuenta que a la noche se pone a llorar o que veía el partido de sus compañeros y se sentía mal. Es difícil.
El psicólogo lo ve en la previa o después de la jornada de rehabilitación pero, mientras estás rehabilitando, tú también estás viendo cómo está el jugador. Hay días en los que viene eufórico, y trabaja al 1000%, y otros en los que está desanimado y ahí quizás decides no agregarle carga ese día. Vas midiendo todo eso con empatía, y por eso creo que el kinesiólogo tiene que abarcar muchas áreas y eso es algo que la Facultad no te lo da.
—¿Hay zonas del cuerpo más susceptibles a las lesiones de acuerdo con la actividad física practicada? ¿Cuáles son las más difíciles de tratar en el fútbol?
—Nosotros tratamos una lesión como un todo. Sabemos que una lesión tiene una compensación. Si quieres atacar bien una lesión en el pubis, por ejemplo, que es una zona difícil y frecuente en el fútbol, hay que pensar que tal vez el desbalance muscular viene de otro lado. En general, las lesiones más frecuentes van a depender del tipo de deporte que se practica; en el fútbol, sabes que los esguinces de tobillo, algún desgarro recto anterior o una fascitis plantar pueden presentarse con frecuencia.
—¿El trabajo de los profesionales de la salud debe ser parte de la estrategia para ganar partidos decisivos?
—Creo que se debe estar con el deportista como un todo. Nuestro trabajo es que el jugador esté 100% y ser colaborador del entrenador físico para que pueda rendir y, ojalá, ganar todos los partidos.
Sergio Brozzi
Kinesiólogo
Licenciado en Educación Física. Universidad de Luján, 1992
Licenciado en Kinesiología. Universidad del Salvador, 2001.
Kinesiólogo de Club Atlético Boca Juniors, 2007 – actualidad.
Director del Centro de Rehabilitación Kynet, 2012 – actualidad
Kinesiólogo del Plantel Superior de Voley de Boca, 2004-2007.
Kinesiólogo Asociación Argentina de Fútbol, 2008.
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